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Trucos para dormir a tu bebé

Trucos para dormir a tu bebé

Felicidad, preocupación, ilusión, desvelos, cansancio… La llegada al mundo de un bebé supone una alegría inmensa para sus progenitores, pero también lleva aparejado un cóctel de sensaciones y una continua fuente de inseguridades, especialmente durante sus primeros meses de vida. Poder disfrutar de un bebé risueño, que come y que, sobre todo, duerme bien es una bendición que, por desgracia, no es tan frecuente como nos gustaría. El llanto es su principal forma de comunicación y los bebés lo utilizan para exteriorizar todo lo que les ocurre, desde una indigestión hasta un leve malestar y, cómo no, el cansancio y la falta de sueño, aunque disfruten del mejor colchón para bebés. Por eso una de las preguntas que más se hacen los padres y madres es: ¿Existen trucos para dormir a un bebé?

Los neonatos carecen de unas pautas horarias definidas, y son los progenitores los encargados de perfilarlas para conseguir que asocien la noche con el descanso y vayan regulando su ciclo del sueño. Según la Asociación Española de Pediatría, a pesar de que los recién nacidos carecen de un ritmo de descanso regular hasta que cumplen los seis meses de vida, por lo general duermen entre 16 y 17 horas diarias y se despiertan cada 1-3 horas. Sin embargo, estas cifras tienen un carácter general que está más próximo a la recomendación que a la realidad: cualquier padre o madre primerizos se conformarían con que su bebé fuera capaz de dormir de 12 a 16 horas, incluyendo las siestas. No hay que olvidar que los bebés son pequeñas personas que sufren sus propios padecimientos, como cólicos, regurgitaciones, estados febriles, mocos, etc., pero que también están sujetos a las dinámicas de sus progenitores.



Crear rutinas

Criar a un bebé es como una carrera de fondo que tiene inicios duros, especialmente para los padres primerizos. Antes de conseguir que el bebé se habitúe a determinadas pautas de alimentación y de sueño, los progenitores deben armarse de paciencia y prepararse para los desvelos, los llantos a plena noche, las tomas cada tres horas, etc. Por eso una de las recomendaciones que hacen todos los especialistas en Pediatría es ir creando rutinas para que, poco a poco, los peques vayan asociando ciertos hábitos con determinadas actividades. En el caso del sueño, es conveniente establecer una serie de rituales preparatorios para que el bebé, no solo pueda asociarlos a la hora del descanso, sino que también le resulten relajantes y le preparen para dormir. Entre ellos están: 

  • Darle un baño relajante. El baño diario es mucho más que una acción de higiene: desde que pierde el muñón umbilical, a partir de la segunda semana, el baño puede convertirse en una rutina diaria en la que jugar, interactuar con sus progenitores, recibir masajes suaves y, desde luego, aprender a relajarse. 
  • Cantar una nana o contar un cuento. Una buena opción para ayudarle a conciliar el sueño consiste en crear una atmósfera de penumbra cuando se le pone el pijama y cantarle una nana o contarle un relato breve con voz suave después de la toma de la noche.
  • Intentar establecer horarios fijos para el descanso. Poco a poco, el bebé debe ir acostumbrándose a dormir la siesta y, sobre todo, a acostarse por la noche todos los días a la misma hora. Hacerlo entre las 20.00 y las 21.00 horas también permitirá a los progenitores disfrutar de algo de tiempo para relajarse al final del día, algo muy importante para poder mantener el equilibrio personal. 



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Debe comer despierto

¿Y qué hay que hacer si el bebé está dormido cuando le toca la toma? Aunque por norma general los recién nacidos deben alimentarse cada tres horas, en caso de que el horario coincida con una siesta plácida, lo mejor para su descanso y para el de la madre y el padre es dejarle dormir. El sueño es uno de los mejores indicadores de que todo va bien y, salvo recomendación en contra de su pediatra, se debe respetar su sueño. Algunos dormilones aprovechan este momento de relajación para dejarse caer en brazos de Morfeo pero en el momento de la toma es necesario mantener al bebé totalmente despierto para que poco a poco asocie la comida con la vigilia.

Llega la hora de acostarse

Hay ocasiones en las que los peques sufren cierta ansiedad o estrés a la hora de acostarse, bien porque no se habitúan a la oscuridad o porque no quieren quedarse solos. La mejor opción para mitigar estos miedos es pasar tiempo con ellos para intentar tranquilizarles con charlas suaves o susurros, o a través de suaves masajes por el cuerpo. Muchas veces este tipo de situaciones se pueden resolver colocando una luz nocturna tenue en la habitación o con un aparato de melodías suaves. Al igual que ocurre con los adultos, los bebés necesitan tranquilidad para poder conciliar el sueño y eso se traduce en ausencia de ruido y una temperatura adecuada, de entre 20 y 21oC.

Boca arriba y en su propia cama

A la hora de dormir, la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria recomienda colocar al bebé boca arriba porque se trata de la postura más segura para prevenir el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante. Además, el peque debe descansar siempre en su propia cama o cuna pero en la misma habitación de sus progenitores, como mínimo hasta los seis meses. Por eso es imprescindible que la madre y el padre aprovechen todas las horas de sueño que puedan, y lo hagan con el colchón y las almohadas que mejor se adapten a sus necesidades. Hay que recordar que su descanso es tan importante como el del propio bebé y que el bienestar de éste depende en buena medida del de sus progenitores.

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