¿Cuál es la temperatura ideal para dormir bien?
¿Eres de las personas que usan funda nórdica y pijama largo para dormir… incluso en agosto? ¿O te gusta descansar sin ropa y con la ventana abierta en pleno mes de enero? A la hora de dormir, cada persona es única y resulta imposible establecer un patrón de conducta común para todo el mundo. Sin embargo, el ambiente de nuestra habitación puede determinar la calidad de nuestro sueño, y por eso debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿Cuál es la mejor temperatura para dormir?
La temperatura ambiental es un elemento muy importante para conseguir un sueño reparador y de calidad. Tal y como explica la Sociedad Española del Sueño, comenzamos a dormir en el momento en que la temperatura de nuestro cuerpo desciende como consecuencia de la redistribución del calor desde el interior al exterior. Y, como es normal, en este proceso de regulación térmica de nuestro cuerpo incide de forma notable la temperatura ambiental. De esta forma, si tenemos temperaturas muy altas o demasiado bajas en la habitación nuestro mecanismo de regulación térmica y la calidad de nuestro sueño pueden verse afectados; es decir, veremos cómo se reduce nuestro tiempo de descanso y cómo aumentan la vigilia y la latencia del sueño, es decir, el tiempo que transcurre desde que nos acostamos hasta el primer sueño REM. Por el contrario, si podemos regular el ambiente térmico, por ejemplo, con aire acondicionado, y obtener una temperatura de entre 18 y 21°C, podremos conseguir un sueño más profundo y de mayor duración, y tendremos más posibilidades de llegar a la fase REM, la que determina la calidad del sueño.
Aunque la temperatura óptima para dormir se encuentra entre los 18 y los 21°C, las personas adultas pueden ampliarla en ambos sentidos y conciliar el sueño a partir de los 15°C y hasta los 22 grados. En el caso de las personas mayores la recomendación es que oscile entre los 19 y los 21°C.
Existen otros factores que condicionan la calidad de nuestro descanso: desde la edad hasta el nivel de ansiedad y de estrés, la dieta, el ruido, la estimulación lumínica, el uso de dispositivos electrónicos y el entorno decorativo, entre otros. Sin embargo, hay un elemento que guarda una relación directa con la temperatura ambiental: nuestra cama. La propia Sociedad Española del Sueño considera que la elección de un buen colchón, una almohada y ropa de cama adecuadas son elementos determinantes para mejorar la calidad de nuestro descanso. Se estima que el 7% de los problemas de sueño que sufre la población en general es consecuencia de la utilización de colchones incómodos.
A la hora de elegir un colchón debes tener en cuenta aspectos como su firmeza, composición, tu condición física y corpulencia, y tus preferencias en términos de confort. En cuanto a las almohadas, debes elegir una que no sea demasiado alta y, a ser posible, que esté elaborada con materiales adaptables que faciliten la transpiración. Para elegir la cama que mejor se adapte a tu fisionomía y necesidades, solo tienes que responder a varias preguntas sencillas a través de este cuestionario.