Apnea del sueño: causas, síntomas y tratamiento
Hay ocasiones en que los ronquidos no son sinónimo de descanso sino todo lo contrario: son uno de los síntomas de la apnea del sueño, un trastorno que afecta a cerca de 2 millones de personas en nuestro país y que, sin embargo, muy poca gente sabe identificar correctamente. De hecho, se calcula que solo está diagnosticado y tratado de forma adecuada entre el 5 y el 9% de los casos, según recoge un informe del Hospital Victoria Eugenia de la Cruz Roja de Sevilla. Por eso resulta muy oportuno saber qué es la apnea del sueño y cuáles son sus causas, síntomas y tratamiento.
La apnea es un trastorno del sueño que provoca alteraciones en la respiración, especialmente interrupciones que pueden repetirse más de 30 veces en una hora y durar desde unos pocos segundos a varios minutos. El tipo de trastorno más común es la Apnea Obstructiva del Sueño, aunque existen otros dos tipos, cada uno con sus propias características:
- Apnea Obstructiva del Sueño. Es la más frecuente y se produce cuando los músculos de la garganta se relajan. En ese momento, las vías aéreas se estrechan o se cierran e impiden respirar al paciente.
- Apnea Central del Sueño. En este caso es el cerebro el que no envía señales correctas a los músculos que controlan la respiración. En este caso la persona puede despertarse con dificultades para respirar y para continuar durmiendo.
- Síndrome de Apnea del Sueño Compleja. Este trastorno se produce cuando una persona sufre los dos tipos de apnea anteriores.
Causas complementarias
Existen otras causas complementarias que pueden favorecer la aparición de este trastorno, por ejemplo, el sobrepeso; factores físicos como una mandíbula pequeña desviada hacia atrás; amígdalas muy grandes, y el tabique nasal desviado, entre otras.
En todos los casos el resultado es el colapso o la obstrucción de las vías respiratorias durante el sueño: este hecho impide la entrada de la cantidad de aire apropiada que necesita una persona y, por lo tanto, una disminución de los niveles de oxígeno en la sangre. La respiración se recupera de forma automática al de unos segundos con un espasmo respiratorio o un ronquido fuerte.
Síntomas de la apnea
A pesar de que la mayoría de las personas que sufren apnea roncan con fuerza, no todas las que lo hacen padecen este síndrome. De hecho, además de las interrupciones de la respiración durante el sueño existen otros síntomas asociados a este trastorno:
- Jadeos al respirar durante el sueño.
- Despertarse con la boca seca.
- Dolor de cabeza por la mañana.
- Problemas para mantenerse dormido (insomnio).
- Sensación excesiva de sueño durante el día (hipersomnia).
- Dificultad para prestar atención mientras la persona está despierta.
- Irritabilidad.
- Bajo rendimiento escolar en el caso de adolescentes.
- Tendencia a dormir durante el día.
Esta última complicación es, precisamente, una de las más peligrosas, sobre todo cuando la sufren personas que tienen que conducir de forma habitual o cuyo trabajo implica realizar tareas peligrosas. En la mayoría de los casos, es cuando una persona sufre apneas y se despierta por la noche en repetidas ocasiones cuando sufre esa necesidad de conciliar el sueño durante el día siguiente. Esto provoca una continua sensación de sopor y un cansancio agotador, y la persona que lo padece a menudo se queda dormida mientras trabaja, ve la televisión o cuando conduce un vehículo. De hecho, según un informe de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, los pacientes con Síndrome de Apnea del Sueño Obstructiva sufren hasta tres veces más accidentes de tráfico que la media, una cifra que se multiplica por 11 cuando se registra una mínima ingesta de alcohol.
Accidentes de tráfico
Según este informe, entre el 5 y el 7% de los accidentes de tráfico están relacionados con este trastorno del sueño, que se suele repetir a primera hora de la tarde o durante la noche. Estas cifras dan una idea de la gravedad de esta enfermedad y de la necesidad de realizar un diagnóstico y un tratamiento adecuados.
Muchas veces son terceras personas las que detectan los casos de apnea del sueño, porque quienes la padecen son incapaces de detectar los síntomas con claridad. En la mayoría de las ocasiones esta enfermedad se diagnostica en centros especializados en trastornos del sueño, mediante una monitorización completa de la respiración y de otras funciones corporales durante la noche. Estas pruebas suelen ser de dos tipos:
- Polisomnografía nocturna. El paciente pasa la noche en un centro especializado conectado a un equipo que controla la actividad de los principales órganos del cuerpo, sus miembros y los niveles de oxígeno en sangre.
- Prueba de sueño en casa. El facultativo puede diagnosticar la enfermedad a través de parámetros más sencillos obtenidos en pruebas domésticas como la frecuencia cardiaca o el nivel de oxígeno en sangre y los patrones de respiración.
Con los resultados de estas pruebas, un otorrino determina si existe un problema físico en la nariz o la garganta que provoque las interrupciones del sueño, y complementar este estudio con el examen de un cardiólogo o un neurólogo.
Tratamiento
Una vez se ha realizado un diagnóstico, existen diversas formas de tratar la apnea del sueño, que van desde la utilización de una mascarilla por la noche que recibe aire a una presión moderada para facilitar el paso del aire a través de las vías respiratorias, hasta los casos más complejos que requieren cirugía para extirpar las amígdalas o recolocar el hueso maxilar, entre otras opciones. Los casos más extremos, en los que está en riesgo la propia vida del paciente, requieren la realización de una traqueotomía para crear una nueva vía respiratoria que le permita respirar por las noches.
Por lo general, la mayoría de los casos no suelen ser tan graves como para requerir una intervención quirúrgica y se suelen resolver con dispositivos bucales diseñados para que el paciente mantenga la garganta abierta, aunque llevan aparejados otros tratamientos complementarios con los que se pretende suplir la menor entrada de oxígeno que sufren los pacientes con apnea.
En cualquier caso, para favorecer tu descanso es imprescindible que disfrutes de un colchón que se adecue a tus necesidades y se encuentre en óptimas condiciones. Por eso debes elegir el que mejor se adapte a tu fisionomía y a tus gustos para obtener un descanso placentero cada noche.